Un equipo de escolares, de Andoain, ha llegado a la final europea de la Liga Lego. Se medirán junto con otras 65 formaciones en la última fase de esta competición que lo que busca es fomentar la innovación.
Este equipo ha diseñado un tupper que nos avisa de que la comida que guardamo en él está a punto de dejar de ser apta para su consumo. Lo malo es que este invento es que no existe. No existe todavía, pero podría existir si Bantute, el proyecto, con el que cinco alumnos de 15 y 16 años, compiten en Alemania en la final europea de la First Lego League se convierte algún día en realidad.
Porque Bantute, la pareja inteligente de **bandeja y tupper que han ideado los miembros del equipo , le podría enviar a su teléfono el mensaje «Cómase la comida que tiene en el tupper o pronto tendrá que tirarla».
También hay, entre otros, un mensaje previsto para los que hagan caso omiso del primero: «Deshágase de él lo antes posible». La bombilla de su tupper se ha apagado, por lo que el alimento no es apto para su consumo.
La explicación tiene que ver con la relación que existe entre la resistencia interna de cada alimento y su estado, y los jóvenes inventores andoaindarras la explican estupendamente hablando de amperios, potenciómetros y ohms. De hecho, teniendo en cuenta las bases del certamen habría bastado con explicárselo al jurado, pero ellos tenían tan clara la utilidad y la factibilidad de un producto que consideran especialmente indicado para personas mayores o con alguna discapacidad, que no solo lo han imaginado, sino que lo han fabricado, han calculado cuánto **cuesta 4,56 euros**, y lo más caro es la pila. Y han elaborado un completo «bussines plan».
Su punto fuerte en un desafío que este año se ha centrado en la seguridad alimentaria es, precisamente, Bantute, el proyecto de investigación con el que han querido dar, conforme a lo exigido por las bases, una solución innovadora a un problema real relacionado con la alimentación.
La frase final de su informe es toda una declaración de intenciones: «Aunque al principio la gente no lo vea necesario, al cabo del tiempo comenzarán a comer con una mayor tranquilidad sabiendo que su alimento ha pasado un control como el de nuestro aparato».
Conscientes de que destacar en una final como la que se juega estos días es muy difícil, además de viajar a Alemania con su prototipo se llevan consigo una presentación muy original que hasta la fecha les ha funcionado muy bien: la pequeña representación teatral con la que escenifican las utilidades del invento.