Las etiquetas de los alimentos nos aportan una información muy útil que permite, además de conocer las principales características de los productos, hacerte una idea aproximada de la composición de los alimentos.
El etiquetado ha de ser claro y conciso, incluyendo información obligatoria y opcional (como por ejemplo, la información nutricional) para el fabricante.
Debemos asegurarnos que los productos que terminan en nuestra cesta de la compra cuenten con la información suficiente en la etiqueta. Esta información nos dará una mayor seguridad en la calidad y el estado de los productos. Los datos que debemos buscar son:
- Fecha de caducidad o de consumo preferente.
- Denominación del producto y su topología (tomate triturado, leche en polvo).
- Lista de ingredientes en orden decreciente. Deberán aparecer en la etiqueta aquellos ingredientes que sean susceptibles de provocar alergias(Ejemplo: Huevo, pescado)
- La cantidad neta.
- Fabricante, envasador o vendedor dentro de la CEE.
- Lote de fabricación: Nos garantiza la procedencia y localización del producto en caso de riesgo.
De manera opcional, el fabricante nos puede indicar información del tipo:
- Cantidad de determinados ingredientes.
- Condiciones de conservación y utilización.
- País de origen o procedencia.
- Y cualquier tipo de información escrita que el fabricante quiera comunicarnos siempre que no induzca a error al comprador.
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